La música de Vinicius desmelena al Madrid para rendir al Espanyol | Fútbol | Deportes – Technologist

Va a ser que sí, que el Real Madrid se enciende con el rock and roll, a guitarrazos, feliz en su registro salvaje. Contra el Espanyol, despacharon una primera parte de la función algo más académica, más estructurada en la creación, repleta de ocasiones, pero sin la iluminación del acierto. Hasta que aparecieron juntos el caos y Vinicius, y el Madrid se desmelenó como en esas noches en las que juega a la desesperada. Así se llevó por delante al Espanyol, que había aguantado apretando los dientes hasta el que el brasileño subió la música en un Bernabéu con mucho celo con el volumen por el conflicto con los vecinos.

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Thibaut Courtois, Fran García, Dani Carvajal (Lucas Vázquez, min. 58), Éder Militão, Aurélien Tchouaméni, Jude Bellingham (Antonio Rüdiger, min. 83), Luka Modric, Federico Valverde, Rodrygo (Endrick, min. 83), Arda Güler (Vinícius Júnior, min. 54) y Kylian Mbappé

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Joan García, Leandro Cabrera, Omar El Hilali, Carlos Romero, Álvaro Tejero (Álvaro Aguado, min. 75), Marash Kumbulla, Jofre Carreras (Irvin Cardona, min. 75), Alex Král, Pol Lozano (José Gragera, min. 66), Walid Cheddira (Alejo Véliz, min. 45) y Javi Puado (Pere Milla, min. 80)

Goles
0-1 min. 53: Courtois. 1-1 min. 57: Dani Carvajal. 2-1 min. 74: Rodrygo. 3-1 min. 77: Vinicius Junior. 4-1 min. 89: Kylian Mbappe

Arbitro José Luis Munuera Montero

Tarjetas amarillas
Pol Lozano (min. 9), Kylian Mbappe (min. 31), Federico Valverde (min. 60), Joan Garcia (min. 73), Jude Bellingham (min. 80), Vinicius Junior (min. 81), Carlos Romero (min. 87)

Vinicius había empezado en el banquillo, su primer descanso al octavo partido del curso. Ancelotti le reservó, como a Rüdiger y Mendy, e introdujo a Fran García, Tchouameni como central y a Arda Güler, que ocupó la banda derecha y dejó la izquierda para Rodrygo. El turco provocó algo inusual: sin Vinicius en el campo, el Madrid redescubrió aquel otro costado. Por allí se juntaba con Modric y hasta atraía a Mbappé. Y por allí se aclaró de repente el juego borroso que venía despachando el Madrid. Tocaba Güler y aparecía la claridad. De repente, el equipo de Ancelotti fluía en la elaboración, donde se había movido a trompicones. Monopolizó la pelota, con el Espanyol mirando en primera fila. Y achicando agua.

El Real llegaba y llegaba: diez tiros en la primera media hora de monólogo. Mbappé se vio varias veces con el balón y sin defensas en su camino al portero. Pero todos sus intentos acababan en las manos de Joan García. El Madrid producía por la banda derecha con Güler y Modric, y también, cuando el turco hacía una pausa, por la izquierda, donde empezaban a hilar Rodrygo y Bellingham. Entonces Mbappé se arrimaba a ellos y también pescaba ocasiones por allí. Al Madrid le funcionaba todo, salvo la puntería. Joan García era un imán: sumaba paradas sin estirarse apenas.

El Espanyol, recién regresado a Primera, aguantaba la sucesión de embestidas sin lograr coger aire con la pelota. Kral, Lozano y Tejero apenas enlazaban un par de pases. Los tramos más largos de respiro se los proporcionaba Joan García cuando le tocaba volver a poner el balón en juego. En el primer cuarto de hora ya se demoraba como si defendieran un resultado en el tiempo añadido, ya muy cerca de la orilla.

Pero les quedaba un buen rato bajo el chaparrón. Alcanzaron el descanso con la portería aún a cero pese a los 14 tiros del Madrid, un pequeño hito. Desde agosto de 2019 no lo intentaba tanto en el Bernabéu sin marcar. Los jugadores recibieron algunos silbidos camino del vestuario. Se oía todo en un Bernabéu con la megafonía contenida, sin apenas música en los minutos previos ni durante el descanso, un crepitar de murmullos.

La monotonía la rompió una bala perdida. Carvajal no llegó a rematar un centro en el área pequeña, Joan García sacó buscando el espacio liberado por el lateral, y Jofre se vio corriendo perseguido por Güler. Alcanzó la línea de fondo e intentó un centro atrás. Pero la pelota rozó al turco y se coló entre las piernas de Courtois.

La respuesta, ya con Vinicius en el campo, pareció salir de un espejo. Bellingham llegó a la otra línea de fondo y su tiró se escurrió bajo el costado del portero. Carvajal, otra vez en el área pequeña, reventó la pelota contra la red. Y casi sin celebrarlo, aparentemente lesionado, se fue a pedirle el cambio a Ancelotti.

Los goles agitaron al Madrid, y esa agitación provocó que se desordenara aquello que hasta entonces había fluido más cartesiano. Los goles trajeron una urgencia a la que no obligaba el cronómetro, pero que da vida al Madrid, que siguió llegando, ya desmelenado, más rock and roll. Pero todavía sin foco en la mirilla. El Espanyol aguantaba. Hasta que aceleró Vinicius. Despegó por la izquierda y se sacó uno de esos picotazos con el exterior a la zona del pánico, justo delante del portero, donde Rodrygo empujó el gol.

En la siguiente carrera, le encontró Mbappé y Vinicius marcó el tercero. El cuarto nació de otro arrebato salvaje. Endrick salvó un balón en el banderín de córner y empezó a avanzar con Romero colgado a la espalda. Hasta que alcanzó el área y, de donde no había nada, sacó un penalti, con el que sí acertó Mbappé para cerrar otra ración de rock and roll en un Bernabéu que coquetea con el silencio.

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