Detenido un hombre en Toledo por matar a tiros a la hija de su pareja y herir gravemente a esta | Sociedad – Technologist

Un hombre ha sido detenido en la mañana de este sábado en la localidad toledana de Otero como presunto autor del asesinato de la hija de su pareja y el ataque a esta. Poco antes de las siete de la mañana, en medio de la calle Plaza de ese pueblo de algo más de 180 habitantes, el hombre disparó contra ambas. A la joven, de 17 años, que ha muerto, en la frente; y a la madre, que ha resultado herida muy grave, en el pecho. El aviso a los servicios de emergencias se produjo a las 7.00: Guardia Civil, un médico de urgencias, una UVI móvil y un helicóptero sanitario han formado parte del operativo.

Fuentes de la investigación informan de que la mujer estaba dentro del Sistema VioGén —el de seguimiento de las víctimas de violencia machista— “por tres casos diferentes”, aunque “ninguno de ellos por este hombre”; y de que actualmente “tenía una orden de alejamiento de otro hombre desde junio de este año”. Esta mujer, de la que aún no se sabe la edad, es lo que en lenguaje oficial se llama “caso resistente”, mujeres que por diversos factores que las hacen más vulnerables atraviesan más de una relación en la que sus parejas son agresores machistas.

La alcaldesa de la localidad, Ana Isabel Labrado, ha confirmado a la agencia Europa Press que el suceso se ha producido poco antes de las siete de la mañana. Afirma que ella misma ha atendido a las víctimas, ambas, como el agresor, de etnia gitana. “Estaban discutiendo en la calle y al rato escuchamos tiros. Hemos salido y le hemos preguntado: ‘Juan, ¿qué pasa?’, y después hemos visto a la madre pidiendo ayuda, con un tiro en el pecho”, ha relatado. En ese momento, según el relato de la alcaldesa, han comprobado que la hija ya estaba muerta, con un disparo en la frente.

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha posteado en X sobre el asesinato machista: “No hay palabras para describir tanto dolor y tristeza. Toda mi repulsa y condena ante este crimen. Mi más sentido pésame a toda la familia y seres queridos, mi ánimo a todo el municipio y mis deseos de que su madre tenga una pronta recuperación”.

Los casos resistentes

En lo que va de año, nueve menores han sido víctimas mortales de la violencia vicaria machista; 62 desde que existen datos, en 2013. Y desde enero, han sido 29 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas; 1.273 desde que arrancó la estadística oficial, en 2003. Serán una más en cada una de esas estadísticas cuando se produzca la confirmación oficial. Pero esas bases de datos, que recogen información de forma continua y bastante completa, no permite, sin embargo, conocer cuántas de esas mujeres pasaron por más de una relación de violencia machista. Esos llamados casos resistentes, como es el de esta mujer de Otero.

Ella sería, en lenguaje técnico, una mujer polivictimizada (victimizada por múltiples parejas); y también multivictimizada (victimizada en dos o más ocasiones por la misma pareja)”. Conocer exactamente cómo se produce esa violencia es importante para “ajustar más y mejor la atención, tanto preventiva y de intervención como de protección personalizada”, decía el pasado año el estudio Perfiles de alto riesgo en violencia de género en Madrid: victimización y revictimización de mujeres y menores a su cargo, en el que participó la Secretaria de Estado de Seguridad del Ministerio de Interior—.

Ese informe se remitía a los estudios internacionales —en España la literatura científica sobre la revictimizción no es muy amplia— para señalar que una “proporción importante de las mujeres víctimas (en una horquilla de entre el 25% y el 60%) suelen tener historias de victimización previa, sufriendo nuevas agresiones en relaciones posteriores” y “siendo el periodo de mayor riesgo los tres años” que le siguen a un episodio de violencia concreto.

Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género y médico forense, apunta a un agujero en la atención a las víctimas: “Cuando hay una denuncia, rápidamente se actúa sobre el agresor, y a ella se le explican las distintas medidas y servicios a las que puede acogerse, pero lo que no hay es un abordaje específico de las consecuencias en su salud, física y mental”.

La violencia, explica, produce una alteración en la salud de las mujeres analizada y estudiada desde hace años. “Cuando tú tienes conocimiento, como Administración, de esa víctima, y ya está en tu red [estaba en el Sistema VioGén], debería hacerse un abordaje terapéutico, desde la sanidad, para la recuperación de esa mujer, con ella en el centro, con un papel activo en todo el proceso en el que ella pueda decidir qué necesita para esa recuperación”. Si eso se llevara a cabo, afirma, sería “mucho más complicado” que una mujer volviera a ser víctima; y, de no hacerse, ocurre, como en este caso, que una víctima pueda serla de hasta tres parejas distintas, “y la probabilidad de que vuelva a suceder es cada vez más alta por el deterioro físico, psíquico y emocional de estas mujeres, y la normalización y justificación que hacen de la violencia que sufren, cada vez mayor”.

Además, ahonda Lorente, en casos como este se genera “una trampa” que busca responsabilizar a la mujer que sufre la violencia: “Pasa por ejemplo cuando alguien se pregunta cómo es posible que después de una relación con un maltratador, mucho más si han sido varias relaciones, la mujer no haya aprendido a identificarlos y a evitarlos; juega con la misma idea que les dicen, incluso desde los juzgados a veces, cuando les preguntan a estas mujeres cómo es posible que lleve cuatro años sufriendo violencia de género y no hayan denunciado hasta hoy. Y son trampas porque no consideran todos los factores sociales y culturales que llevan a reducir lo que es una violencia mantenida en el tiempo a agresiones puntuales, y las agresiones a circunstancias o conflictos aislados al margen de la voluntad e intención del agresor para controlar a la mujer, incluso responsabilizándola él mismo de la violencia que sufre”.

Y las consecuencias para la integridad física y mental de esas mujeres, apuntaba el estudio sobre los perfiles de alto riesgo en violencia machista, “son mucho más graves”, ya que les hace mucho más difícil recuperarse, y las secuelas “se extienden más en el tiempo, necesitando soporte y ayuda profesional y legal a lo largo de un periodo prolongado de las vidas de las víctimas”.

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

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